Capítulo 2
De acuerdo a lo planteado en el capítulo 1, en el capítulo 2, Gill Davies vuelve a tratar la cuestión de los argumentos que se suelen utilizar para justificar la publicación de un nuevo libro. Estos argumentos tendrán la finalidad de convencer a terceros (y a uno mismo, ¿por qué no?) de obtener la aprobación del manuscrito, proyecto o idea y, por ende, publicar. Este proceso de persuasión dentro de la propia editorial constituirá el primer intento de comercializar el libro: se deberá evaluar el público al que el libro se dirigirá, si el formato se adecuará a los lectores, los compradores potenciales, la competencia, etc.
De acuerdo a lo planteado en el capítulo 1, en el capítulo 2, Gill Davies vuelve a tratar la cuestión de los argumentos que se suelen utilizar para justificar la publicación de un nuevo libro. Estos argumentos tendrán la finalidad de convencer a terceros (y a uno mismo, ¿por qué no?) de obtener la aprobación del manuscrito, proyecto o idea y, por ende, publicar. Este proceso de persuasión dentro de la propia editorial constituirá el primer intento de comercializar el libro: se deberá evaluar el público al que el libro se dirigirá, si el formato se adecuará a los lectores, los compradores potenciales, la competencia, etc.
Si el editor no puede responder
estos interrogantes, no encuentra en el libro ningún atributo destacable o no
puede diferenciarlo de otros libros, se tendrá que plantear si publicarlo será una buena idea y, en el peor de los casos, si
realmente sirve para la profesión.
Es necesario, a su vez, tener en
cuenta la razón de ser de la editorial: aquella que se dedique a la publicación
de libros comerciales tendrá la necesidad de destinar grandes sumas de dinero a la publicidad, la promoción, etc. que deberían verse amortizadas con la venta de
los ejemplares; esto incidirá en el porcentaje de rentabilidad, que no será muy
alto. Distinto es el caso de las editoriales de libros especializados, cuyo
mercado es poco elástico; al no necesitar invertir grandes cantidades en marketing, el
margen de rentabilidad será mayor; asimismo, no debemos olvidar que las ventas son a largo plazo y, por ende, habrá que considerar los costos de almacenamiento.
No hay que subestimar la importancia de la extensión y de los plazos de
entrega: lograr que lo pautado se cumpla es uno de los problemas más usuales a
los que el editor se enfrenta. Si el texto es muy corto, habrá que plantearse
si el tema a desarrollar realmente justificaba la extensión pactada, si justificará los costos de marketing que requiere, etc. Si el texto es
muy largo, si el formato pensado se adapta a la nueva extensión del texto, si
se justificará el aumento del costo de producción, etc.; nunca es recomendable
aumentar la tirada solo para reducir el costo unitario.
En cuanto a los plazos de entrega, habrá que tener en cuenta otros tipos
de compromisos que pueda llegar a tener el autor, si planea viajar un tiempo
prolongado, eventualidades que puedan llegar a sucederle y, sobre todo, la experiencia que posea: aquel que se gane la vida
escribiendo tendera a ser más confiable.
Una vez que se llegue a un acuerdo, el escritor debe comprometerse a cumplir en materia de extensión y plazos y debe entender que lo decidido no queda sujeto a modificaciones.
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